Cuando un humano le pone fecha de vencimiento a tu vida sólo podés recordar que él, como ser humano no puede saber ni cuándo ni cómo llega la muerte: ni la mía, ni la suya, ni la de nadie. Por eso decidí enfocar en lo que el hoy me da, transformo mi miedo en esperanza, mis ganas de vivir en hechos y si, por acaso llegara mi turno, voy a saber que la vida la viví a todo color rodeada de amor y aventura y solo entonces estaré lista para una buena muerte.

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